Editorial

Científicamente aún no conocemos a todos los seres vivos con los que convivimos en este mundo y ya los estamos extinguiendo.

Nuestras costumbres actuales y forma de vivir nos ha llevado a una indiferencia de los pequeños detalles que forman la vida que nos rodea. La naturaleza no es indiferente, de hecho, nos incluye como especie dentro de todos los beneficios de vida como la te-nemos, sobre todo su gran poder de regeneración, que lucha por vivir en base a todas las adversidades creadas por la opresión de la “modernización”.

La amenaza es nuestra propia utopía social de pensar que somos una especie superior que cree que todo lo que nos rodea es creado para nuestro propio beneficio, si segui-mos acumulando poder sin sensatez muy seguramente y a corto plazo vamos a tener más consecuencias sociales como las que en esta época estamos viviendo.

Nuestra fortaleza es la perseverancia ligada en la comunicación de los valores naturales que todavía luchan por coexistir y que fueron evolucionando para el beneficio de la vida y la vida tal cual como la tenemos es el mayor descubrimiento que tenemos en este basto universo conocido.

Es por eso que esta nueva “normalidad” nos da una esperanza para poder imple-mentar una era de conciencia por medio de las experiencias en la naturaleza, de nuestro lado nos interesa mucho que todas las personas que comienzan a tener un nuevo estilo de vida ligado hacer alguna actividad en campo puedan incluir a sus hijos y ellos formen una nueva generación a favor de la vida, que estén cerca les hace experimentar y a la vez valorar, es necesario que suceda eso para darse cuen-ta del mundo que les rodea está relacionado con su bienestar.

Hacer alguna actividad outdoor está bien, hacerla con conciencia va más allá, ese es el mensaje.

- Alejandro González